La Educación Sexual Integral es una práctica pedagógica que considera la sexualidad como una dimensión atravesada por múltiples aspectos. Desde ahí, lejos de acotar la mirada en lo biológico-genital, incorpora a este conjunto de saberes otras dimensiones como, por ejemplo, lo histórico-social, lo psicológico y lo emocional. A su vez, cuestiones claves como el deseo y los vínculos no le son ajenas.
Desde allí, sostener una perspectiva integral alrededor de la educación sexual implica un posicionamiento político y pedagógico que discute con otras matrices fundamentadas en lo biológico.
Su puesta en marcha implica, por un lado, visualizar que existen varias formas de enseñar que no necesariamente se despliegan de manera nítida. Es así que conceptos tales como “currículum oculto” y la necesidad de hacerlo explícito en relación a la sexualidad, va de la mano con el desarrollo de la ESI desde la perspectiva que proponemos en este espacio.
Asimismo, el despliegue de esta práctica de enseñanza supone poner entre signos de preguntas nuestras prácticas y certezas en torno a la sexualidad y a nuestra tarea como educadorxs.
En efecto, establecemos vínculos con otrxs, nos emocionamos, tenemos un cuerpo, hacemos proyectos, deseamos y adscribimos a ideologías y creencias. En otras palabras, lxs docentes, tal como lxs estudiantes, sus familias y lxs vecinxs del barrio en donde se encuentra nuestra escuela, somos seres sexuados. ¿Cómo hacer, entonces, para que esa condición que nos atraviesa desde que nacemos, potencie la enseñanza de contenidos de ESI, conforme las normativas vigentes? La propuesta de lecturas que compartimos en esta clase nos permitirá explorar posibles respuestas a este interrogante.