“A los pobres se nos condena por no ser respetuosos pero nadie se pregunta si alguna vez recibimos respeto”
Mayra Arena
En esta clase lxs invitamos a compartir lecturas e interrogantes que nos ayudan a pensar en lxs jóvenes, y comprenderlos especialmente en relación a la apuesta que implica para ellxs construir identidad y respeto en sociedades signadas por la desigualdad, el consumo y el exitismo. Nos centraremos en los nudos de conflicto que en las sociabilidades juveniles implican disputas por el respeto y el reconocimiento, y a su vez abordaremos la noción de respeto como aquella búsqueda de reafirmar el yo ante la mirada de los otros.
En las clases anteriores realizamos algunas aproximaciones conceptuales acerca del respeto. Vimos que la cuestión del respeto puede ser pensada desde dos vertientes. La primera, refiere a los códigos de comportamiento social, es decir, aquellas prácticas que se consideran demostraciones de respeto (como saludar, decir buenos días, escuchar al otrx cuando habla), o por el contrario aquellas prácticas cotidianas que son nominadas como “irrespetuosas” o “faltas de respeto” (como ignorar al otrx, insultar, no escuchar al otrx). En la clase anterior abordamos cómo estas prácticas al estar configuradas histórica, social y culturalmente, son arena de disputa en la escuela, ya que están sujetas a cambios y transformaciones, como así también dependen de las interacciones particulares que se dan entre los diferentes actores en cada escuela. Por ejemplo, lo que muchas veces para un/a joven puede ser considerado como una falta de respeto, para otrx joven no. O lo que para un/a docente es considerado inadmisible, para el/la joven forma parte de los modos de trato cotidiano[1].
La segunda vertiente, refiere a cómo el respeto se inscribe en la necesidad de reconocimiento, sentirse existente para el/la otrx, sentirse mirado, escuchado. Es decir que la vivencia de respeto se configura en base a los vínculos que construimos con lxs otrxs, se nutre de éstos y los necesita para poder ratificarse. Sobre esta dimensión haremos foco en esta clase. Trabajaremos especialmente con la idea de cómo en las sociabilidades juveniles la solicitud de respeto y reconocimiento representa una prueba social, un desafío que la sociedad impone a lxs jóvenes (Paulín 2015).
Cuando hablamos de prueba social nos referimos a aquellos desafíos que las personas, desde diferentes posiciones y en el marco de determinada sociedad, están obligadas a enfrentar (Araujo y Martuccelli, 2010).Vale decir, las pruebas serían aquellos retos que las sociedades imponen a lxs sujetos en su devenir existencial. En nuestro caso el respeto se configura en una prueba social en tanto implica un trabajo subjetivo de demostración del valor propio que se ratifica ante la mirada de lxs demás.
En el caso de lxs jóvenes consideramos que este desafío adquiere centralidad en el proceso de construcción de sus identidades. Como bien señala Elias(1990): la identidad es un componente fundamental de la actitud social de un ser humano y constituye la respuesta a la pregunta ¿quién soy?. De este modo, la escuela se presenta como un escenario donde lxs jóvenes despliegan esta búsqueda de respeto, búsqueda sin dudas, atravesada por procesos conflictivos y contradictorios.
Así, en el cotidiano de la escuela lxs estudiantes elaboran procesos de autoafirmación entre pares de forma constante, la necesidad de distinguirse y de “ser diferente” se asume como un ideal del adolescente y representa un aspecto muy importante de su orgullo y amor propio (Zabludovsky, 2011).
Silvia Bleichmar (2005) plantea que los procesos identitarios de lxs adolescentes deben leerse en virtud de la pregunta sobre cuáles son los universos identificatorios disponibles para lxs jóvenes en nuestras sociedades actuales. De ahí la importancia que adquiere el espacio escolar, y las sociabilidades que allí se despliegan, como instancias que habilitan u obstaculizan identificaciones vinculadas a la solidaridad, el cuidado y el reconocimiento del otrx en tanto semejante.
Si la construcción de vínculos basados en el respeto no forma parte del proyecto educativo de una escuela, difícilmente sea un tema acerca del cual lxs docentes consideren prioritario reflexionar, e intervenir conjuntamente. En este sentido es que nos parece importante hacernos la pregunta acerca de si la escuela puede representar un espacio de encuentro en donde lxs jóvenes ponen a prueba esta búsqueda en el marco de un escenario mediado por lxs adultxs, o por el contrario, se encuentran solxs en el proceso de construcción de su respetabilidad.
Al mismo tiempo nos preguntamos si el espacio escolar puede edificarse como un lugar en donde es posible cuestionar o interpelar los valores hegemónicos que colocan solo a unos pocos como dignos de reconocimiento y de respeto. Diversos autores Elias, (1990, 2009); Illouz (2014); Martuccelli (2007); Sennett, (2003) señalan que sociedades como las nuestras, atravesadas por profundos procesos de exclusión y desigualdad económica y social, recrudecen el sentimiento de inseguridad dejando en un lugar muy frágil la construcción de la valía social.
Cuando hablamos de valía social, nos referimos a los procesos por medio de los cuales las personas otorgan valoración a su existencia y dotan de sentidos las relaciones que sostienen consigo mismos. Nos referimos a la autoestima, o estima de sí, que las personas pueden construir. Este proceso, si bien implica un trabajo subjetivo, no puede pensarse por fuera de las coordenadas sociales y las posibilidades simbólicas que cada sociedad ofrece a sus integrantes para construir dicha narrativa sobre sí mismo. Consideramos que este proceso se realiza a lo largo de la vida, pero que en el caso de lxs jóvenes se vuelve un trabajo subjetivo con una alta carga emocional, ya que son las primeras aproximaciones a la pregunta acerca de ¿quién soy?, ¿cómo soy mirado por los demás?¿qué lugar vengo a ocupar en el mundo?
A este respecto, consideramos que los procesos de desigualdad social dejan a lxs jóvenes en escenarios de acción muy dispares al momento de disputar y conformar su valía social. Creemos que es preciso considerar especialmente a lxs jóvenes estudiantes que pertenecen a los sectores populares, puesto que entendemos que son uno de los grupos más frágiles en el desafío que impone la sociedad de construir respeto en tanto bien simbólico escaso (Sennett, 2009). Lxs estudiantes que pertenecen a sectores populares ocupan un lugar marginal, dentro de las relaciones de fuerza, en relación a otrxs jóvenes (de clases medias o medias altas), y a otros grupos sociales. Nos interesa destacar que este lugar marginal puede traducirse, no solamente en términos de carencia de bienes materiales, sino que también en términos de escasez de amor y de respeto propios (Elias, 2016).
Por ello decimos que para lxs estudiantes representa todo un desafío construir existencia, en un mundo que se presenta como desencantado. ¿Sobre qué narrativas se edifican las miradas, los proyectos, las diferentes posibilidades de ser, y hacer en el mundo para nuestrxs jóvenes?¿Qué narrativas, qué lecturas, qué miradas podemos ofrecerles como adultos para acompañarlos en el desafío de construir existencia en este mundo?
Conflictos por el respeto en la escuela, la mirada de lxs jóvenes.
A continuación desarrollaremos brevemente las consideraciones de lxs estudiantes acerca de los modos en que el respeto se forja, o se obtura, en las relaciones entre ellxs. También esbozaremos las principales razones que son objeto de conflictos por el respeto en las sociabilidades juveniles.
Para lxs estudiantes el respeto es percibido como una forma de sociabilidad que involucra un intercambio recíproco: “algo que se debe dar para poder recibir”. A su vez, los conflictos emergen cuando se quiebra la noción de reciprocidad. Lxs jóvenes mencionan como faltas de respeto enunciados y prácticas que estigmatizan como el insulto, la discriminación y la mirada inferiorizante. El contenido de estos discursos y prácticas recae principalmente sobre: el origen socio-económico, sus adscripciones identitarias, los modos de presentación corporal; y su condición de género.
Como advierten diversas investigaciones, el insulto es una de las formas de humillación más frecuentes en las interacciones escolares (Abramovay, 2006; di Napoli, 2016; Kaplan, 2009a; Mutchinick, 2016; Viscardi & Alonso, 2013). Muchos de los insultos están atravesados por prejuicios en torno a la legitimidad de ciertos gustos culturales, donde se entremezclan calificativos que refieren a una identidad social devaluada: “negro”, en contraposición a una identidad social de un supuesto mayor valor: “los chetos”(Silva, 2018).
Muchas veces las adscripciones estéticas de los/as jóvenes, sus gustos culturales, las formas de vestir, también son arena de conflicto en la construcción de la imagen de sí ante lxs demás, y en ocasiones son utilizadas para denigrar o deslegitimar a sus pares. Para muchxs jóvenes ciertos signos, materializados en la vestimenta o en los modos corporales de expresarse, originan una de las actitudes que consideran señal de la falta de respeto: la discriminación (Silva, 2018). Otra cuestión que cobra mucha importancia para lxs estudiantes, y que es interpretada como una afrenta al respeto, es la mirada: “mirar mal”, “mirarse feo”, las miradas suelen ser interpretadas como juicios de valor hacia la propia persona (hacia gustos estéticos, estilos de vestimenta, aspecto físico).
Finalmente, los conflictos por el respeto que involucran de manera predominante el género se vinculan a situaciones de rechazo, descalificación y burlas hacia aquellxs estudiantes que no responden a los parámetros hegemónicos de la masculinidad. O tratos descalificatorios sobre la reputación sexual de las estudiantes mujeres (Tomasini y Bertarelli, 2014; Tomasini, 2011).
Hemos realizado un breve recorrido acerca de aquellos aspectos que para lxs jóvenes delimitan prácticas de respeto y de falta de respeto entre ellxs. Vimos como el respeto involucra una forma de trato simétrico y recíproco, y que por el contrario, las faltas de respeto emergen como causas de conflictividad juvenil porque quiebran la reciprocidad y predomina la imposición de una posición o postura por sobre la otra.
Asimismo vimos como la escuela es un lugar donde los jóvenes recrean modos de reconocerse, o imputarse valor, a través de prácticas discriminatorias, insultos o humillaciones. En este sentido, volvemos aquí a insistir sobre la importancia de que lxs adultos, que trabajamos cotidianamente en las escuelas, tomemos nota sobre esta cuestiones. Temáticas que son de suma importancia para lxs jóvenes, y que en muchas ocasiones implican el sostenimiento o no de la trayectoria escolar.
Creemos que la comunidad escolar, en tanto entramado colectivo, puede abrir un tiempo y un espacio para la reflexión conjunta acerca de los modos en que lxs estudiantes de su construyen respetabilidad entre ellxs. Así como también, acerca del lugar que se le otorga, dentro del proyecto escolar, al acompañamiento de estos procesos de construcción de respetabilidad de lxs jóvenes, por parte de lxs adultxs, y las instituciones. Entendemos que esta tarea requiere del trabajo compartido, con otrxs, y es por esto que los invitamos a asumir juntxs este desafío.
En este mismo sentido, dejamos a continuación una serie de materiales teóricos y recursos a través de los cuales entendemos es posible enriquecer nuestras miradas, y ampliar nuestras posibilidades de intervención en pos de la construcción de una escuela que fomente vínculos de respeto entre lxs integrantes de su comunidad.
Nos seguimos leyendo!
Un cariño
Verónica y Magdalena.
[1] De allí la importancia de que la escuela trabaje sobre criterios comunes para organizar la convivencia escolar. A lo largo del curso insistiremos mucho en esta cuestión ya que entendemos que es a partir del trabajo colectivo de los diferentes actores que conforman el espacio escolar que se puede pensar en otros modos de transitar por la escuela.
Itinerario de lecturas teóricas sugeridas para pensar y analizar estos temas en la escuela
🙂 Estimados docentes a continuación dejamos a su disposición una serie de lecturas posibles para abordar la temática de la juventud y el respeto entre pares en la escuela secundaria. Se trata en la mayoría de los casos de resultado de investigaciones nacionales que desde diferentes universidades y equipos de investigación vienen realizando sobre la temática.